martedì 5 maggio 2009

Buena vibra en el norte.

San Salvador de Jujuy y sus alrededores son sin lugar a duda lo más bello que vi de Argentina, donde aún no ha llegado el demonio del turismo masivo a estropearlo todo y a arrasar la cara auténtica del País para ponerlo a imágen y semejanza de lo-que-se-supone-que-les-gusta-a-los-gringos.

La pequeña ciudad con su hermosa plaza, las casuchas de piedra y ladrillos de barro, los cerros de colores, la interminable y fascinante nada que hay entre un pueblo y el otro, bajo estos cielos que parecen poseerlo todo, tan grandes, tan saturados de azul, tan irrealmente de verdad.

Esta soledad, esta nostalgia linda, este sentimiento amargo y dulce. Estos rasgos borrosos y aún así orgullosos de un lejano mundo perdido.

...


Qué bueno es cuando encuentras a gente que te hace sentir en casa.
No voy a poder olvidar el buen rollo de esos días en San Salvador de Jujuy, en el hostal Yok Wahi.
Las conversaciones interesantes con el dueño Alejandro, el paseo al Jardín Botánico con Franco (pero ¿no teníamos que ir a las termas?) y sobretodo la vuelta del jardín, contándonos chistes que no nos hacían reir y riéndonos por eso. Gracias por esa tarde.
Y el Kinka-Omar, mejor no escribir nada sobre el tema delicado del que hablamos. Sólo te vuelvo a decir, por si me estás leyendo, que no tienes que preocuparte, no serás el único y hay cosas más importantes, ya lo sabes. (jajaja!)

Pero el personaje más personaje que conocí en esta casa es Juha, un finlandés loco-lindo que vivió varios años en España hasta que fue contratado por una empresa Argentina pocos días antes del Corralito. Se mudó a Buenos Aires, su empresa cerró, se quedó sin trabajo pero mientras tanto había encontrado el amor, y aún sigue viviendo por ahí - bueno, la verdad no me es muy claro donde está viviendo, en el momento en que lo conocí llevaba un par de meses de vacaciones-trabajando en Jujuy.

Por las increíbles aventuras que cuenta, Juha sería el protagonista perfecto de una película de Almodóvar: hasta tuvo una relación clandestina virtual con un catequista virgen de 18 años - relación que nunca cobró vida real (qué pena, Pedro!!!)
Juha me dice que le gusta un chico, el cual desafortunadamente sufre de hetérofilia: una enfermedad muy grave según la opinión de mi amigo, que se tendría que curar con una buena terapia a base de supositorios - preferiblemente del tamaño brasileño.

Y lo que finalmente me deslumbró, convirtiendome en fan de Juha por la vida eterna fue esta perla:
-Pao, ¿sabés como me llaman? Me llaman Avenida 9 de Julio. ¿Sabés porqué? Porque soy ancha, concurrida y hasta me cabe un obelisco.

Me pongo de rodillas delante de este genio y aprovecho para decirte, Juha, que me esperes en Buenos Aires porque quiero celebrar el término de mi viaje en la mejor manera posible, y no sé como estoy convencida de que no hay mejor manera que salir una noche de fiesta loca contigo.

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