martedì 18 novembre 2008

De San Pedro a Uyuni

Llegamos a la frontera con Bolivia en minibus. Desde ahí, seguiremos en todo terreno.

La frontera es un espectaculo entre el surreal y el gótico: una casucha de barro, la bandera boliviana que domina el paisaje desde arriba, y todo alrededor el desierto.
El "baño" es el esqueleto oxidado de un bus, muerto no se sabe cuando y abandonado ahí en el medio de la nada, detrás del cual la gente se esconde para sus necesidades físicas.

Nuestro todo terreno aparece con una hora de retraso. Luz y yo nos miramos en los ojos: empezamos bien.
Pero la suerte está con nosotras, y nos encontramos a formar parte de un grupo extraordinario.
Capitanados por Heber, nuestro conductor, guía y un-poco-de-todo, enseguida apodado por todos "Heberforever", nuestro equipo consta de:

Ricardo, brillante médico brasileño que habla un improbable inglés en que todos los verbos terminan por "i": taki, bringi, maki, and so on.
Andrea y Rodrigo, también do Brasiu, pareja desde hace 16 años, apasionados de fotografía, todavía guapos y enamorados, ella efervescente como una copa de champán, él tímido y gentil.
El cuarto personaje, el Personaje por exelencia, la mascota del grupo, es Ryota, desde Tokio, en viaje de vuelta al mundo, que no se sabe como ha sobrevivido hasta ahora sin casi hablar inglés (y castellano, no way), loco como una cabra, que al final siempre consigue hacerse entender y hacernos reir.

Atravesamos el desierto de Dalí (sin entender muy bien porque se le llama así), pasamos por las lagunas altiplanicas que nos sorprenden con sus colores, nos paramos para admirar los flamencos rosados, los árboles de piedra, la colina de cardones, pasamos la noche en un refugio a 4300 metros, sin calefacción ni agua caliente ni electricidad, empujamos el 4x4 que se ha quedado sin batería, nos perdemos el amanecer porque se nos pincha la rueda a mitad de camino para el salar, a las cinco de la mañana, un frío que te mueres, en fin: toda una aventura.

Y mientras los paisajes se van alternando, nosotros nos la pasamos cantando canciones, cambiándonos clases de itajaportuñol, charlando en una mezcla de idiomas desconocida, matándonos de risas, haciendo amistad, como pasa cuando estás tres días seguidos, las 24 horas, con unas personas que al principio son desconocidos y al final, tu familia.

Llega el momento de la despedida, como tiene que ser. Nos espera un día entero de viaje, entre tren y colectivo: nos dejamos atrás Uyuni y Bolivia, adelante tenemos Salta y Argentina.

1 commento:

Anonimo ha detto...

Paolinha! Que bonito! Ja vi que posso te escrever em portugues, pois depois deste estagio, ja deve estar entendendo tudo.;-) Tu viage se está tornando cada vez mejor! Continua disfrutando y contándonos todo. Un gran beso y saudade! Nanda

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